Trastornos comunes a partir de los 50 que aumentan peligrosamente los riesgos cardiovasculares en mujeres
«Las enfermedades cardiovasculares en las mujeres siguen estando poco estudiadas, mal reconocidas, mal diagnosticadas y mal tratadas», concluyó en 2022 un informe de la Comisión de la revista The Lancet.
Esto a pesar de que en todo el mundo dichas afecciones matan a más mujeres que hombres. Sin embargo ellas tienen más probabilidades de recibir un diagnóstico erróneo, y menos de conseguir un tratamiento rápido y adecuado.
En parte porque en el reconocimiento de los síntomas que se asocian a problemas como el infarto sigue imperando el patrón masculino. Ellos son los del dolor agudo y opresivo en el pecho, que suele irradiarse al brazo izquierdo. En las mujeres se siente más como ansiedad, con fatiga inusual, dificultad respiratoria, sudor frío o dolor epigástrico.
Por lo que conviene saber que llegada cierta edad, los riesgos cardiovasculares en mujeres se disparan. A partir de los 50 años la mujer experimenta un aumento progresivo de la mortalidad cardiovascular, y en torno a los 60, este riesgo es mucho mayor que en el hombre, puntualiza la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN),
Esto tiene que ver con los cambios derivados de la menopausia. Muchos de los cuales impactan en la salud cardiovascular.
Los problemas de sueño se incrementan con la menopausia
Durante la menopausia se suele intensificar la dificultad para conciliar el sueño, siendo más frecuentes los despertares durante la noche. Sofocos y sudores contribuyen a ello. Lo que podría tener repercusiones perjudiciales.
En un estudio reciente publicado en la revista Circulation, científicos estadounidenses estudiaron el impacto del insomnio en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en las mujeres.
Se evaluaron los hábitos de sueño y el estado de salud de 2.964 mujeres de entre 42 y 52 años durante 22 años de seguimiento. Las participantes eran premenopáusicas o perimenopáusicas tempranas, no utilizaban terapia hormonal y no padecían enfermedades cardíacas.
Después de múltiples análisis, los resultados mostraron que los síntomas de insomnio, —como dificultad para conciliar el sueño, despertarse por la noche o despertarse antes de lo esperado— cuando persisten hasta la mediana edad o van acompañados de un sueño de corta duración se asocian con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Según el Instituto del Sueño una mala calidad des descanso incrementa,determinados biomarcadores — insulina, glucosa y ciertas proteínas inflamatorias— asociados a un mayor riesgo de sufrir obesidad, hipertensión, cardiopatías y diabetes tipo 2. Con un efecto mayor en las mujeres respecto de los hombres.
Mayor porcentaje de grasa abdominal
Con la menopausia también es habitual acumular más grasa abdominal. Este tipo de grasa se encuentra en el interior del abdomen y rodea los órganos. En exceso puede favorecer cambios metabólicos que a su vez deriven en complicaciones cardíacas o diabetes tipo 2.
Por lo que es conveniente mantenerla a raya. Hacer entrenamiento de fuerza como sentadillas o abdominales resulta útil. Seguir una dieta saludable, rica en verduras y fibra, contener el tamaño de las porciones y hacer ejercicio de manera regular, permite reducir el contorno de cintura.
El descenso de estrógenos afecta a arterias y colesterol
Aunque suele asociarse a un problema de hombres, las mujeres también pueden alcanzar niveles altos de colesterol, en función de su genética o estilo de vida. Especialmente a partir de la menopausia, que suele conlleva una subida del colesterol de hasta un 15%, según la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber.
Esto se debe, principalmente, al cambio hormonal que sufre la mujer, con la consecuente bajada de estrógenos, explican. Esto produce una disminución del colesterol «bueno» y una elevación del «malo» y total. También puede tener que ver la ganancia de peso que tiende a darse con la edad.
A medida que se acerca la menopausia, las arterias «se hacen más vulnerables a la enfermedad; se vuelven más gruesas y rígidas», explica Samar El Khoudary, profesora de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh.
Lo que también está ligado a la caída de estrógenos Estas hormonas sexuales ayudan a disminuir la viscosidad de la sangre, lo que favorece la salud de las arterias y ayuda a prevenir la aterosclerosis, así como de reducir el riesgo de trombosis. Protección que se pierde cuando su nivel desciende con la edad, matiza la Fundación Española del Corazón.
Depresión y ansiedad
Los síntomas depresivos durante la menopausia también se han relacionado fuertemente con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. En mujeres sanas de 46 a 59 años de edad en el estudio SWAN Heart Study con seguimiento durante 5 años, tener al menos 3 episodios de depresión respecto de ningún se asoció significativamente con puntuaciones elevadas de calcificación de la arteria coronaria.
Entre las mujeres posmenopáusicas inscritas en los ensayos WHI (Women’s Health Initiative) sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares, la depresión fue un predictor independiente de muerte por estas afecciones y mortalidad por todas las causas después del ajuste de factores.
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