Después de varias décadas juntos, es normal que la relación cambie o se erosione por el paso del tiempo. Habéis conseguido varias metas vitales estando juntos, tal vez tengáis hijos y queden menos años para terminar de pagar la hipoteca, pero… algo falla. Ya no tenéis tanta compenetración y los momentos íntimos de los que antes solíais disfrutar ahora escasean. La vida cotidiana os ha atrapado y un buen día de pronto, uno de los dos o los dos a la vez, os dais cuenta de que ya no sois felices y no podéis seguir juntos.
El llamado ‘divorcio gris’, término que surge de la Asociación Estadounidense de Personas Jubiladas, es aquel que se produce a partir de los 50 años de edad en parejas que llevan juntas toda la vida. Es precisamente en estas franjas de edad donde más ha aumentado la cantidad de separaciones entre 1990 y 2010, de ahí la emergencia del término.
«Viven vidas paralelas y se vuelven más compañeros de piso que una pareja enamorada»
Lo que antes era amor, ahora solo es mera convivencia. Donde había pasión y ganas de enfrentar retos en común, ahora es aburrimiento y rutina. Hay una serie de signos que pueden delatar que vuestra relación corre peligro después de tantos años. Algunos pueden ser muy notorios, como una infidelidad no confesada o el hecho de no pasar apenas momentos íntimos o a solas. Pero hay otros más subliminales que pueden hacer que todo estalle por los aires. La revista ‘Best Life’ ha recopilado algunos de ellos.
Se habla del «yo» y no del «nosotros»
A la hora de proyectarse al futuro, una pareja tiende a hacer planes. Si estos solo se emiten en individual, abusando del «yo» y no del «nosotros», puede que sea un signo de que las cosas no van bien. «Al principio de un matrimonio, cuando las cosas van bien, los planes de una pareja siempre apuntan a los dos», apunta Tina Marie del Rosario, terapeuta de parejas. «Por ejemplo: ‘Nos vamos de vacaciones’, ‘vamos a comprar una casa’. Cuando este tipo de planes y actividades dejan de suceder como una unidad, eso significa que se avecinan problemas».
Pasáis mucho tiempo separados
Cuando se acerca la jubilación, es normal que haya que pensar en otro tipo de actividades con las que llenar el tiempo libre. Si siempre habéis hecho todo juntos y poco a poco o de forma abrupta eso cambia, es posible que vuestra relación se haya resentido. «Cuando llevas décadas con alguien, es normal que no compartáis todas vuestras experiencias», remarca la terapeuta. «Es difícil diferenciar entre una mayor individualidad y el deseo de no pasar tiempo con tu pareja». En este sentido, no hay por qué preocuparse si siempre habéis mantenido vuestro espacio y tiempo, pero si de repente se vuelve más acusado de lo normal, a lo mejor hay que preocuparse.
Hay síndrome del nido vacío
«Uno de los dos o ambos pueden decidir mantener la relación hasta que los hijos se vayan a la universidad», asegura Rich Heller, especialista en relaciones. «La forma en la que esto ocurre es que las parejas se enfocan mucho en la crianza de sus hijos para desatender su relación». Entonces, es momento en que los padres vuelven a cosechar intereses propios o comunes. Si estos son más individuales o se distancian mucho, puede ser que su matrimonio se ponga en peligro. «Viven vidas paralelas y se vuelven más compañeros de residencia que una pareja».
Ya ni siquiera tenéis conflictos
Aunque si tenéis muchas discusiones es un claro signo de que las cosas van mal, el hecho de no tener casi ninguna puede también ser señal de que ya no os importa nada arreglar lo vuestro, pues está condenado al fracaso. «La falta total de conflicto puede denotar que ambos individuos lo evitan por ser demasiado doloroso o difícil», añade Heller. Si una relación es sana, las dos partes se sientan a hablar los puntos de fricción para buscar soluciones. «Pero cuando se evitan los problemas o se estancan, el matrimonio no avanza». En ese caso, solo cabe esperar a que uno de los dos pronuncie la frase «tenemos que hablar» y esta vez no para solucionar las cosas, sino para dar la relación por finiquitada.
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