Steve Horvath descubrió cómo calcular la edad biológica mucho antes de que a nadie le importara este concepto hoy de moda.
En 2011, el entonces profesor de genética en la UCLA, publicó una investigación pionera que demostraba que las sustancias químicas escondidas en la saliva pueden seguir de cerca la salud y el declive humanos.
«En ese momento fue un hallazgo muy curioso, lo de escupir en una taza y medir la edad», comenta Horvath a Business Insider. «Se ignoró en gran medida».
Más de una década después, hay toda una amplia variedad de empresas de longevidad que prometen medir tu edad biológica mediante análisis de saliva o sangre basados en su descubrimiento.
«Es bonito de ver», afirma. «Pero también existe el peligro de que gente demasiado entusiasta ofrezca algo, y la ciencia no esté del todo ahí. Eso me pone muy nervioso».
Los kits de pruebas cuestan ahora cientos de euros y requieren ADN recogido de la saliva, la sangre o la orina. —Los investigadores también están determinando más fácilmente la edad de osos polares, elefantes, cebras, caballos y más de 100 especies de mamíferos no humanos con la misma técnica—.
Todas estas pruebas miden las firmas químicas del ADN, que cambian con el tiempo y en respuesta a influencias ambientales y biológicas, como la genética y el estilo de vida. Básicamente, las pruebas miden lo rápido o lento que se envejece.
Sin embargo, Horvath, que ahora trabaja como investigador principal en Altos Labs, una empresa emergente dedicada a la longevidad, afirma que, por ahora, los consumidores deberían tomarse con calma todas estas llamativas estimaciones de la edad biológica basadas en el ADN.
«Lo más importante que quiero decirle al consumidor es: hazlo sólo si tienes sentido del humor», afirma. «La gente debe estar relajada al respecto».
La forma más precisa de comprobar tu edad biológica
Una prueba de edad biológica no proporciona una imagen completa de la salud de una persona. Hay que tener en cuenta otros indicadores significativos, como la tensión arterial, el peso, el colesterol y el azúcar en sangre.
Según Horvath, el reloj de referencia GrimAge, que bautizó con el nombre de la Parca, es «nuestro mejor predictor del riesgo de mortalidad» hasta la fecha.
La prueba GrimAge mide los cambios químicos en 1.030 letras diferentes del ADN, para determinar aproximadamente la velocidad de envejecimiento. Pero ni siquiera GrimAge debe utilizarse como calculadora de la mortalidad, advierte el científico.
Las pruebas de edad biológica se limitan a medir el estado de salud en función de los años vividos en la actualidad y, por tanto, no predicen con exactitud el estado de salud futuro, a muchas décadas vista.
Por ahora, estos test no tienen mucho sentido clínico. Pero Horvath espera que algún día los médicos puedan pedir una prueba de edad biológica a sus pacientes y recomendarles pastillas antienvejecimiento u otras intervenciones aún por crear para mejorar su longevidad y reducir su edad biológica.
«Aún no lo hemos conseguido por varias razones», afirma Horvath. «Y la más importante es: no tenemos una píldora mágica».
4 cosas que realmente retrasan el envejecimiento
Horvath afirma que las personas que deseen mejorar su salud y su esperanza de vida deberían centrarse en las cosas sencillas y basadas en evidencias que la ciencia ya ha demostrado que pueden ralentizar el envejecimiento humano. Estas acciones pueden reducir considerablemente la edad biológica de una persona:
- No fumar
- Aumentar la ingesta de verduras
- Hacer ejercicio
- Reducir la inflamación crónica (que a la larga puede provocar problemas como cáncer y enfermedades cardiacas).
«Todo lo que se sabe sobre un estilo de vida saludable parece afectar a estos biomarcadores», afirma Horvath.
Aconseja a sus amigos más cercanos que no malgasten su dinero en costosas pruebas de ADN. «Basta con no fumar, hacer ejercicio y comer verduras», resume.
Una de las formas más rápidas de mejorar la edad biológica, según ha descubierto personalmente, es dejar de fumar (como hizo cuando cumplió 40 años). También come menos azúcar y chocolate que antes, y sigue una dieta «sana».
Utilizando su propio reloj como indicador, ha notado que su edad biológica disminuye con el tiempo como resultado de estos cambios.
«Ha tenido un efecto en mí», afirma.
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