La vejez es considerada la última etapa de la vida. Pero, ¿cuáles son sus fases? ¿Qué implica, a nivel físico y psicológico, cada una de ellas? Te lo contamos en este artículo.
¿Qué es la vejez? ¿Qué tres fases de la vejez encontramos y qué las caracteriza? Según Orosa (2014), citado en un artículo de Martínez et al. (2018), la vejez es un concepto abstracto, considerado una etapa de la vida. En cambio, autores como María del Carmen Amaro (2016), la han considerado una construcción socioantropológica.
A grandes rasgos, podemos decir que la vejez, también denominada tercera edad, es el último período de la vida, que sigue a la madurez. En esta etapa tenemos una edad ya avanzada y, aunque algunas capacidades disminuyan, también se consolida una plena madurez psicológica.
Las 3 fases de la vejez
Encontramos tres fases de la vejez: la prevejez, la vejez propiamente dicha y la ancianidad. Vamos a conocer qué cambios se producen en cada una de estas tres fases, a nivel físico y psicológico.
Hablamos, eso sí, de cambios generales, que no siempre tienen que producirse de la misma manera (ni en la misma edad exacta) en todas las personas.
Fase 1: prevejez
La primera de las fases de la vejez se denomina prevejez, y va de los 55 a los 65 años, aproximadamente. En las mujeres esta fase suele llegar con la última regla, es decir, con la llegada de la menopausia.
Se trata de la fase previa a la propia vejez, en la que las funciones corporales y mentales van menguando poco a poco.
Físico
A nivel físico pueden aparecer alteraciones del sueño. Disminuyen las horas de sueño y puede aparecer también retención de grasas. La digestión se hace más lenta y pesada, y la masa muscular se atrofia.
Psicológico
A nivel psicológico puede aparecer la melancolía recordando momentos de la propia vida. Es frecuente comparar el presente con el pasado. Por otro lado, se experimenta también, en caso de tener hijos, el síndrome del nido vacío (cuando los hijos marchan de casa).
En esta etapa también pueden aparecer momentos de soledad y aburrimiento, sobre todo si la persona se prejubila o enviuda.
Fase 2: vejez propiamente dicha
La segunda de las fases de la vejez va, aproximadamente, de los 65 a los 79 años. Es la vejez “pura”, donde se consolida el debilitamiento de las funciones biológicas. También es frecuente revisar el pasado y reexperimentar recuerdos.
Físico
A nivel físico aparecen todo tipo de cambios. Se debilitan los huesos, surgen problemas posturales y musculares que producen dolor… Y realizar grandes esfuerzos ya no suele ser posible. Aparecen también problemas de digestión, y el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer aumenta.
Los sentidos también se resienten, sobre todo la visión (por ejemplo, con cataratas) y el oído (sordera). Esto puede contribuir a un mal mayor: el aislamiento.
Psicológico
En el terreno psicológico, en esta etapa se suele consolidar, igual que en el ámbito corporal, el declive de los procesos mentales. La inteligencia cristalizada está en su máxima capacidad (todo aquello aprendido); en cambio, la inteligencia fluida, relacionada con la agilidad mental, suele estar en su momento más bajo.
Además, en esta etapa es cuando empieza a ser más probable el riesgo de demencias (a partir de los 65 años). Concretamente, en el caso del alzhéimer, una de las demencias más frecuentes, sabemos que esta aumenta espectacularmente con la edad.
Según el DSM-5 (APA, 2013), a los 65 años la prevalencia de la demencia por alzhéimer es de 0,6 % en hombres y de 0,8 % en mujeres; a los 85, 11 % vs. 14 %, y a los 90, 21 % vs. 25 %.
Fase 3: ancianidad
En esta última etapa, a partir de los 80 años y en adelante, el cambio cualitativo a nivel físico y psicológico es importante.
Físico
Predomina la fragilidad de los huesos y articulaciones; esto, sumado a otros cambios físicos, puede reducir la autonomía de la persona.
Los ancianos en esta etapa a veces pueden seguir viviendo solos, y en otras ocasiones resulta ya muy complicado. Aparecen también otros problemas de salud que hacen a la persona más sensible en esta fase.
Psicológico
Finalmente, a nivel psicológico, en la ancianidad pueden surgir con más probabilidad problemas de salud mental, como por ejemplo la depresión, debida a la soledad y a otros factores.
Existe también más riesgo de aislamiento social, debido a dos razones: las amistades que van reduciéndose por la muerte de los amigos y la falta de autonomía que dificulta las salidas del hogar.
Dos grandes formas de envejecer
Aunque cada persona envejece a su manera, en cada una de estas tres fases de la vejez que hemos visto encontramos dos grandes formas de envejecer: de forma natural, o fisiológica, y de forma patológica. ¿En qué consiste cada forma?
Envejecimiento fisiológico
En este caso, los procesos degenerativos o las enfermedades no impiden a la persona adaptarse a su entorno. Estos cambios forman parte de su evolución natural.
Así, la persona envejece de forma “positiva”, a pesar de los cambios que pueda experimentar. En definitiva: se adapta poco a poco a su situación.
Envejecimiento patológico
En cambio, el envejecimiento patológico es el que se da cuando los procesos degenerativos y las enfermedades dificultan a la persona adaptarse a su entorno. Aparecen también enfermedades más graves e incapacitantes.
Reflexión final sobre la vejez
¿Sabías que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2000 y 2050, la proporción de habitantes del planeta mayor de 60 años se duplicará? Así, en el transcurso de este medio siglo, pasaremos de 605 millones a 2 000 millones de personas de esta edad o más.
Como hemos visto, la tercera edad o vejez engloba diferentes fases por las que pasamos las personas. La vejez es una etapa vital y también un proceso fisiológico donde aparecen cambios fisiológicos, sociales y psicológicos.
“La vida cambia y el paso del tiempo nos hace cambiar con ella”.
Envejecer es un proceso gradual, que se da de forma natural y dinámica, y que no podemos evitar. Hay personas que experimentan una mejor calidad de vida en la vejez, y esto depende de varios factores: apoyo social, personalidad, recursos personales, recursos sociales, presencia o no de trastornos psicológicos, etc.
“Atesora todos tus momentos felices; serán un buen cojín para la vejez”.
-Booth Tarkington-
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