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Si ya da pánico cualquier estafa, más aún si tiene que ver con tu dinero, como en el caso de las tarjetas, que son de las más habituales, no digamos nada si además el estafador se pasa por tu casa y se «cuela» hasta la cocina, literalmente. Pues puede sucederte y hay que tener especial cuidado con la gente mayor, más propensa a confiarse o a no ser conscientes del peligro. Es una nueva vuelta de tuerca a la estafa con tarjetas, donde se añade la visita al domicilio para «cerrar» el fraude.
La ciberdelincuencia ha evolucionado de manera alarmante, afectando cada vez más a las personas mayores. Estos delitos, que antes se limitaban a llamadas telefónicas, SMS o a engaños en internet, ahora también invaden privacidad de los hogares. Uno de los más recientes engaños que ha alertado a las autoridades es la llamada «estafa de tarjetas», una modalidad de fraude que se aprovecha de la vulnerabilidad de los mayores, presentándose incluso en sus propias puertas.
¿Cómo funciona la nueva estafa de tarjetas?
Todo comienza de una manera bastante inocente: con una llamada telefónica. Esta llamada puede parecer legítima, ya que los estafadores se hacen pasar por empleados de un banco o por algún otro tipo de autoridad financiera. Lo más preocupante es que, gracias a la tecnología, los delincuentes son capaces de hacer que en la pantalla del teléfono aparezca el número de la entidad bancaria real, lo que confunde a la víctima.
El estafador afirma que ha habido actividad sospechosa en la tarjeta del usuario y que se requiere anular la tarjeta inmediatamente para evitar mayores problemas. Durante la llamada, el delincuente explica que él o uno de sus «compañeros» pasará por el domicilio de la persona afectada para recoger la tarjeta y entregar una nueva. Aquí es donde el engaño realmente comienza a tomar forma.
La visita al domicilio
Después de la llamada, un supuesto empleado del banco llega a la casa del estafado, a menudo vestido de manera formal y con una gorra para ocultar su rostro, y se presenta como el encargado de recoger la tarjeta «anulada». En algunos casos, este estafador incluso llega a entrar al hogar de la persona mayor, ganándose su confianza y asegurando que todo está bajo control.
Una vez que el delincuente tiene la tarjeta en su poder, solicita a la víctima el código PIN para «desactivar» la tarjeta. Sin embargo, este código es lo único que necesitan para vaciar la cuenta bancaria. La persona mayor, confiando en la supuesta autoridad del visitante, entrega el PIN, sin saber que está entregando el acceso directo a sus finanzas.
Este tipo de estafa es extremadamente peligroso no solo por el hecho de que se está robando dinero, sino también porque los delincuentes están entrando en los hogares de las personas mayores, lo que representa una amenaza física y emocional significativa.
¿Por qué los ancianos son los principales objetivos?
Los ancianos son más propensos a confiar en las autoridades, especialmente si estas se presentan de manera profesional. Además, muchos mayores no están tan familiarizados con los avances tecnológicos y, por lo tanto, no sospechan cuando algo no parece estar bien, como las llamadas telefónicas que imitan a las de su banco.
Por otro lado, muchos ancianos tienen una mentalidad de ayudar y ser corteses con los visitantes, lo que los hace más vulnerables a recibir a personas en sus hogares. Este perfil de víctima facilita a los estafadores ganarse su confianza y entrar en sus domicilios sin levantar sospechas.
La soledad juega un papel importante en la vulnerabilidad de los ancianos ante estas estafas, lo que les hace más susceptibles a confiar en cualquier persona que se presente con amabilidad. Puede llevar a los ancianos a sentirse agradecidos por la atención y, por tanto, menos propensos a dudar de las intenciones del estafador.
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