Seguro que quieres tener un cerebro en buen estado. La mala salud de este órgano hace pensar en riesgos tan serios como un derrame o demencia. Con la edad se vuelve menos efectivo, por lo que no quieres contribuir a su deterioro. Podrías notarlo en una peor memoria o mayor lentitud para procesar información.
Muchos hábitos comprometen la salud de tu cerebro. Algunos tan comunes que es posible que estén dentro de tus rutinas.
Falta de socialización
Un estudio de 2022 muestra que el aislamiento social está relacionado con cambios en la estructura cerebral y la cognición e incluso conlleva mayor riesgo de demencia en los adultos mayores. También se ha vinculado a mayores pérdidas de materia gris con la edad.
Mantenerse socialmente activo es asimismo uno de los factores que puede reducir el riesgo y frenar la demencia precoz. «Encuentra a 2 o 3 personas con las que puedas compartir cualquier cosa», aconseja Rudolph Tanzi, director de la Unidad de Investigación sobre Genética y Envejecimiento y codirector del Centro McCance para la Salud Cerebral del Hospital General de Massachusetts, afiliado a Harvard.
«Quieres interacciones significativas y mentalmente estimulantes, así que elige a gente que te importe y que se preocupe por ti», añade.
Sueño inadecuado
Peor memoria, razonamiento y resolución de problemas son algunas de las consecuencias cognitivas de dormir menos de lo necesario.
La falta de sueño en las personas mayores puede llevar a cambios estructurales en el cerebro que se asocian con problemas en la memoria de largo plazo. La calidad del descanso juega un rol esencial en la demencia.
Esto se debe a que la restauración de la mente se producen durante el tiempo que duermes. Sigue una rutina de sueño para intentar dormir bien. Si te despiertas en mitad de la noche dale a tu mente algo para relajarse. «Intenta leer, pero evita ver la tele o el portátil, que pueden ser estimulantes», aconseja Tanzi.
Estrés crónico
Si eres de los que vive para su trabajo debes saber que trabajar más de 40 horas semanales se asocia con un mayor riesgo de depresión. Privar a tu cerebro de días libres podría disminuir la capacidad intelectual.
Cortisol disparado, estrés constante y memoria lastrada, algunos de los efectos del estrés crónico sobre el cerebro. También promueve la inflamación, lo que afecta negativamente a la salud del corazón e incrementa el riesgo de enfermedades.
Consumo elevado de azúcar
Estudios en animales hacen sospechar que el consumo frecuente de azúcar durante la infancia podría afectar a la memoria y la capacidad de aprendizaje en la etapa adulta. Se cree que podría deberse a un exceso de glucosa en el cerebro, lo que conlleve a menos plasticidad del hipocampo.
En personas mayores un consumo de más del 58% de sus calorías diarias en forma de hidratos se ha relacionado con el doble de posibilidades de padecer deterioro mental leve y demencia.
Estar mucho tiempo sentado
El ejercicio también se deja notar en tu mente. Es una vía para lograr un mejor ánimo. Poner el cuerpo en movimiento mejora la autoestima, además parece reducir el riesgo de ansiedad y depresión al reducir los niveles de las hormonas del estrés.
Además ayuda a la neuroplasticidad del cerebro, es decir al desarrollo y crecimiento cerebral. Favorece la creación de neuronas e incluso se vincula a un menor riesgo de demencia. Investigadores de la Universidad de Harvard han concluido que la irisina, una hormona producida por los músculos al hacer ejercicio, mejora la memoria y capacidad cognitiva en ratones. Por lo que cabría esperar un efecto similar en personas.
Pasarse el día sentado no solo hace perder estos beneficios. Un estudio de 2018 encontró que estar demasiado tiempo en esta posición está relacionado con cambios en una sección del cerebro esencial para la memoria.
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