Ester Pascual es miembro de la Junta Directiva de ReCoVa, una coordinadora de familiares y usuarios de residencias de mayores. Su intención es que se respeten los derechos de los mayores y que tengan una vida digna en este tipo de centros.
Ester se reúne con Chicote y le cuenta en qué estado se encuentran las residencias en la Comunidad Valenciana, lo que la propia Ester califica de «estafa». Según cuenta la Comunidad Valenciana destina aproximadamente 60 euros para cada persona que vive en una residencia, sin embargo, Ester asegura que ese dinero no llega al residente. «Si ves el menú, si ves los cambios de pañales que se les realiza, las actividades, dices es que esto es una estafa, ese dinero no le está llegando al mayor» destaca Pascual.
Conforme vas envejeciendo, el cuerpo se va deteriorando evidentemente, no obstante, podrás enfrentar mejor este avance cuando tu alimentación es buena y de calidad. Ester muestra a Chicote el pliego de las condiciones técnicas de las últimas plazas de residencia asignadas. En el documento tal y como podemos ver en el vídeo muestra que la dieta de los residentes deberá ser: variada, completa y equilibrada, con una presentación atractiva, que se adapte a las necesidades nutricionales de las personas, etcétera, algo que por ahora en pocas residencias parece cumplirse.
Respecto al tema de las inspecciones, Ester señala que «cuatro de cada diez residencias se quedan sin inspeccionar anualmente», de forma que todo lo que se ahorran antes de que llegue la inspección hace que después puedan pagar la multa sin problemas, ya que es muy probable que lo que ahorres sea superior a la multa que te impongan. «Hacen falta más inspectores, necesitamos controlar en qué se lo gastan, como se administran, como comen y cómo viven». Destaca Pascual.
«Residencias de tercera edad o mataderos lentos, quizá suene mal el título para las personas que no han convivido dentro de alguna residencia de tercera edad o de ancianos. Si alguien tiene algún familiar dentro es muy bonito venir para convivir en una sala un rato o para sacarlo a la calle a pasear, pero la realidad no es como la demuestran a los familiares. Los familiares llegan y los ven tan guapos y aseados que por mucho que diga el anciano, lo primero que piensan es «Con lo bien que está aquí y se queja». La comida es pobre para una persona y de poca calidad. Anuncian unos menús que nada tienen que ver con lo que sirven. Solo haría falta que a estos mataderos lentos se presentara sin previo aviso alguna inspección o el juzgado de guardia». Así de desgarrador comienza el relato de un anciano que lleva viviendo año y medio en una residencia en Valencia.
Una residencia que tal y como le cuenta a Alberto Chicote paga con parte de su pensión. Sin embargo, este anciano que asegura que cuando ingresó en la residencia pensaba que iba a un hotel de cinco estrellas se ha encontrado una triste realidad, «el hotel de cinco estrellas es de recepción para afuera, dentro estoy en una fonda que no llega a una estrella» señala.
El anciano asegura a Chicote que hace año y medio cuando entró en la residencia pesaba 74 kilos y que el día anterior a la entrevista pesaba 63,200. Ha perdido más de diez kilos en año y medio y asegura que el problema de todo es la alimentación de las residencias. «Todos vamos a menos» destaca.
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