Una de las revoluciones de nuestro tiempo es la de la longevidad y el retraso del envejecimiento. El anhelo ancestral de vivir para siempre. Los pasos cortos van siendo más largos y ya hay terapias antiedad con, como no, la IA como protagonista en muchos casos. Una de ellas la protagoniza una empresaria de 52 años que al verla se hace difícil de creer.
Se llama Liz Parrish y se está haciendo célebre en todo el mundo por prestarse a ser una cobaya que está obteniendo muchos beneficios, porque el éxito hasta ahora del proceso se traduce en una edad biológica de 21 años. Se ha convertido en la «paciente cero» de su propio experimento.
El camino de la inmortalidad
Hay muchos proyectos de gurús y multimillonarios, unos más serios que otros, y por supuesto estudios serios para dilucidar cómo frenar en envejecimiento e incluso revertirlo. Uno de ellos es el llamado sistema Blueprint, con la mencionada IA en la ecuación.
Pero el que más está dando que hablar es el de la empresaria Liz Parrish, que está experimentado terapia génica en su propio cuerpo, con resultados hasta ahora sorprendentes, o al menos esperanzadores.
En qué se basa su estudio
Primero el origen, porque Parrish comenzó a preocuparse por el asunto desde el punto de vista de las enfermedades del ser humano, y cuando a su hijo le diagnosticaron diabetes tipo 1. Ante ello, se propuso probar cómo se pueden combatir estas y otras dolencias a través de las terapias génicas.
A través de la empresa de biotecnología que dirige, BioViva Science, se está sometiendo a terapias de este tipo para retrasar su envejecimiento, pero no solo eso, sino asociado lógicamente a una salud de hierro. Por ahora ha llegado más lejos: una edad biológica de 21 años.
Una técnica no reconocida por la comunidad científica
Por ahora, su estudio no ha sido avalado científicamente, al contrario que otros estudios y experimentaciones. Parrish centra su proceso en la telomerasa, para mejorar la estabilidad genómica, reducir la senescencia y puede llegar a prevenir el cáncer; y la folistatina, que aumenta y mejora la masa muscular.
También entra en escena el klotho, una enzima que optimiza las funciones cerebrales y elimina el daño causado por el estrés oxidativo; según explicó en el foro la propia CEO de BioViva Science. Para resumir: la empresaria reprograma sus propias células con inyecciones de genes previamente investigados y testados procedentes de bancos genéticos humanos y no humanos.
Resultados sorprendentes
Más allá de validaciones oficiales científicas, los datos que aporta Liz son impresionantes: según publicó El Mundo, cuando tenía 44 años su edad biológica marcaba 65. Justo en ese momento inició el tratamiento y en un año alcanzó ya su edad real.
A partir de ahí, se fue reduciendo hasta los actuales 21 años, aunque su objetivo final son los 18. Para ello, no solo emplea la terapia, sino que lo complementa con una dieta y ejercicios adecuados, incluida la restricción calórica que otros estudios demuestran que retrasa el envejecimiento. Pero en roedores, incluso sin dieta ni ejercicio, doblaban su esperanza de vida.
Estudios científicos y cruzadas de millonarios
Son sin duda los dos frentes en la lucha contra el envejecimiento y la búsqueda de la inmortalidad, que cada vez más no se ve como una quimera. Unos creen que podrá ser real en pocas décadas; otros en siglos, pero que se alcanzará.
Lógicamente, qué mejor forma de gastar fortunas que buscar la eterna juventud. Es lo que está haciendo el creador de Amazon, Jeff Bezos, que invirtió en la compañía biotecnológica y especializada en programación celular, Altos Labs, para encontrar el modo de revertir el proceso de envejecimiento.
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