Tus hábitos de vida pueden reducir el riesgo que tienes de desarrollar alzhéimer. Más de lo que crees. Se estima que hasta el 40% de los casos podrían evitarse si se actuara sobre 12 factores de riesgo modificables. La obesidad o la hipertensión son algunos de ellos. También la inactividad física, una baja interacción social o una mala salud auditiva.
El sueño, además de ayudar a prevenir la enfermedad, podría ser capaz de ralentizar los ciertos síntomas una vez aparec .
Una investigación de la Universidad de Berkeley (EEUU) revela que cantidades adecuadas de sueño profundo pueden contrarrestar el deterioro de la memoria provocado por el alzhéimer. Un avance potencialmente significativo que, según los expertos, «podría ayudar a aliviar algunas de las consecuencias más devastadoras de la demencia».
«Con un cierto nivel de patología cerebral, no se está destinado a sufrir síntomas cognitivos o problemas de memoria», afirma Zsófia Zavecz, neurocientífica de la Universidad de Berkeley y autora del estudio.
Los resultados, publicados en BMC Medicine, sostienen que el sueño profundo, también conocido como sueño de ondas lentas no REM, puede actuar como un «factor de reserva cognitiva» capaz de aumentar la resistencia frente a una proteína del cerebro llamada beta-amiloide, vinculada a la pérdida de memoria causada por la demencia.
El sueño es crítico para la memoria
Los niveles de proteínas beta-amiloides se utilizan habitualmente como marcador de la enfermedad de Alzheimer, ya que las investigaciones sugieren que éstas —y otra proteína llamada tau— pueden obstruir las células cerebrales décadas antes de que aparezcan los síntomas.
Las alteraciones del sueño se han asociado anteriormente con un mayor deterioro cerebral. El equipo descubrió previamente que acumulaciones elevadas de beta-amiloide en el cerebro de personas mayores pueden alterar el sueño profundo y afectar a la función cognitiva.
Sin embargo, algunas personas con alto grado de acumulación de β-amiloide sufren un marcado deterioro de la memoria, mientras que otros con el mismo grado de carga muestran menor daño. ¿A qué se debe esto? Una de las explicaciones propuestas es la denominada reserva cognitiva, es decir, factores que confieren resistencia o compensan los efectos de la afección.
Los factores de reserva cognitiva identificados hasta la fecha incluyen mayor número de años de educación, de complejidad ocupacional y mayores niveles de actividad física. Pero no logran explicar todos los casos. Esto indica «que deben existir otros factores de este tipo que aún no se han identificado». El equipo pensó que el sueño podría ser uno de ellos.
«Si creemos que el sueño es tan crítico para la memoria», sostiene en nota de prensa el neurocientífico Matthew Walker, autor principal del estudio, «podría ser el sueño una de esas piezas faltantes en el rompecabezas explicativo que nos diría exactamente por qué 2 personas con las mismas cantidades de patología amiloide severa y viciosa tienen síntomas muy diferentes«.
Un factor que se puede modificar
Para probar esta hipótesis, el equipo de investigadores analizó a 62 adultos mayores cognitivamente sanos. La mitad de los participantes tenían cantidades elevadas de depósitos de amiloide y la otra mitad no.
Aquellos con altas cantidades de depósitos de beta-amiloide en el cerebro que tenían niveles más altos de sueño profundo obtuvieron mejores resultados en una prueba de memoria que aquellos con la misma cantidad de depósitos pero que durmieron peor. En el grupo sin patología, el sueño profundo no tuvo ningún efecto de apoyo adicional sobre la memoria.
«Piense en el sueño profundo casi como una balsa salvavidas que mantiene la memoria a flote, en lugar de que la memoria sea arrastrada por el peso de la patología de la enfermedad de alzhéimer», comenta Walker.
«Esto es especialmente emocionante porque podemos hacer algo al respecto. Hay formas de mejorar el sueño, incluso en los adultos mayores», añade.
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