Estos son los comportamientos garantizados para que el algoritmo y el mundo se olviden de ti.
1. Ignora la tecnología.
¿Redes sociales? ¿AI? ¿Automatización? Bah, cosas de niñatos. Tú sigue mandando cartas manuscritas y preguntando por la guía telefónica. Seguro que alguien la sigue usando… en 1995.
2. No compartas nada online.
¿Fotos? ¿Opiniones? ¿Proyectos? Ni loco. ¿Y si te hackean? ¿Y si un «robot» roba tu alma a través de la cámara del móvil? Mejor vive en la clandestinidad digital. Total, ¿para qué quieres que sepan que existes?
3. Vete al banco con la cartilla y al médico con la de las vacunas.
Ese dichoso internet… seguro que es una burbuja, como los fidget spinners. Esto no va a durar. Ya verás cómo en 5 años todo vuelve a los periódicos de papel y los DVDs.
4. Ten miedo de todo.
El metaverso, el blockchain, el Big Data… son monstruos que quieren comerte. Mejor ni te acerques. Sigue con tu Word 2003 y tu Nokia de tapa. La seguridad está en lo antiguo, como los discos de vinilo… o los telegramas.
5. No aprendas nada nuevo.
Ya tienes un máster en «la escuela de la vida». ¿Para qué vas a actualizarte? ¿Un curso online? ¿Un tutorial de YouTube? Mejor pasa. Tú sigue en tus cosas de siempre, que innovar es para los que no tienen nada mejor que hacer.
6. Critica todo lo que no entiendes.
TikTok: basura.
ChatGPT: engaño.
Influencers: vagos.
Así, nadie podrá sospechar que en realidad no tienes ni idea de cómo funcionan. Proyecta seguridad. Y críticas, muchas críticas.
7. Evita cualquier cosa que huela a «marca personal».
¿LinkedIn? ¿Una web personal? ¿Optimizar tu perfil? No, hombre, no. Eso es para gente con ego. Tú, como persona humilde, prefieres ser invisible y que nadie te encuentre ni aunque te busquen con GPS.
8. Subestima el poder del networking online.
¿Conectar con colegas de otros países? ¿Mandar un mensaje profesional? Eso es para desesperados. Tú prefieres los «cafés cara a cara», aunque pasen meses sin que coincidas con nadie.
9. Vive desconectado.
Lo de apagar el móvil es un arte, y tú eres Picasso. ¿Correos? ¿Mensajes? Ya los verás… en una semana. La gente debe aprender que no tienes por qué estar disponible. Así se curten los demás.
10. Cree que el mundo sigue igual que en los 90.
Los cambios son cosa de los demás. Tú eres un clásico. Como las cabinas telefónicas. Si el mundo no encaja contigo, que se adapte.
Conclusión: El arte de ser irrelevante
Con estos pasos, desaparecerás de la faz digital. Serás como un unicornio: todos hablarán de ti, pero nadie te verá. La elección es tuya: sigue al día o conviértete en un fósil.
¿Te suena? Si ves que te identificas en más de dos puntos, tranquilo, todavía hay tiempo para salvarte.
Pero bueno, si prefieres seguir siendo irrelevante, este artículo puede ser el último que leas. Total, el mundo digital te da igual, ¿no?
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