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Cuidados

Cosas que hago para sentirme bien

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Hay que cuidarse, hay que moverse, hay que dormir bien y comer mejor.

Eso ya lo sabemos todos a estas alturas.

Yo hago otras cosas además.

1.- Disparo mi adrenalina.

Yo no sé si esto es sano o no pero a mi me sienta de p*** madre. Lo hago en mi moto, a veces hasta le hablo (creo que eso ya lo conté algún día aquí), casi todos los moteros lo hacemos.

Viajo solo en muchas ocasiones. ¿Cómo no le voy a hablar? Pero lo que de verdad dispara mi adrenalina no es la velocidad, que también, es perderme.

Un día había quedado con unos amigos en un lugar de la Serranía de Cuenca. Llegué a un pueblo y pregunté si por un camino de cabras pasaban los coches. La chica me respondió, “no sé, algunos sí”.

Lo que necesitaba oír. Menuda ruta, a los dos kilómetros el móvil se quedó sin cobertura y yo sin mapas de navegación.

Era otoño, época de berreas. Los ciervos machos están en celo y con unos cuernos… que mejor no verlos cerca.

En Cuenca no hay pueblos en los que puedas parar a preguntar, ni carreteras con coches de humanos. Sólo árboles y sierra, nada más.

Estuve algunas horas perdido, deambulando. A veces pensaba si estaría dando vueltas como hacen en las películas. Yo creo que no.

¿Disparé la adrenalina? Ya te digo.

Ahí piensas “cómo me caiga de la moto aquí no me encuentra ni Perri”, que supongo que se refiere a Perry Mason que tampoco sé quién fue.

2.- Camino descalzo. Los chupi guays le llaman “hacer grounding” y parece ser que las fuerzas del centro de la tierra con sus energías sanadoras te arreglan por dentro.

Te equilibran, curan el estrés, y alinean los chakras (en caso de que no sean la misma cosa).

Y ¿entiendo yo esto?

Pues la verdad es que no, pero mola más caminar descalzo. Y sobre todo en una playa.

En Lisboa veo a muchos que se abrazan a los árboles y se quedan ahí un rato. Un buen rato.

Igual nos estamos convirtiendo todos en un poco flipaos con tanto robo de energía a la naturaleza.

3.- Peleo contra el aire.

Déjame que me explique por qué esto puede sonar raro.

Resulta que tengo un amigo, muy pero que MUY friki. Se compra (o le regalan) todos los dispositivos nuevos, gafas, relojes, móviles, anillos, ropa, perros robot etc… Y los exhibe y da conferencias con ellos. Ya está entrevistado para nuestro Podcast aquí, pronto lo subiré.

Pero ya te aviso que es muy friki.

Total que a mí siempre me ha gustado mucho el boxeo y he ido a clases en varias fases de mi vida.

Pero por unas cosas o por otras, apuntarse en un gimnasio y atarse a unos horarios cuando viajas mucho es un lío.

Llamé a mi amigo y le dije:

– Oye, véndeme las gafas de realidad virtual esas que tienes de las que ya estarás harto porque habrán salido dos o tres versiones más. Y me las vendió.

Yo las compré solo por el juego del boxeo y es alucinante. Tienes peleas casi reales con otros boxeadores. Las gafas me sitúan en un ring con público, con árbitro y con contrincante. Y con un mando remoto en cada mano y con varios sensores de movimiento nos ponemos a combatir.

Si yo acierto varias veces en la misma ceja o en el mismo pómulo se le abre y empieza a sangrar (sangre virtual, se entiende). Si conecto buenos golpes en el mismo ojo se va poniendo morado, se hincha y se va cerrando.

Si él boxeador virtual me conecta los golpes bien dados a mi, veo borroso hasta que dejo de ver (significa que estoy KO).

A los pocos minutos (asaltos) estás agotado y empapado en sudor como si estuvieses en el gimnasio.

Es realmente divertido.

4.- Exprimo el sol.

Yo era de los que se escapaba del sol. Y además me ponía histérico con el protector solar para mis hijos, ambos pelirrojos con lo cual su sensibilidad es muy superior.

Pero ay amigo, que la vitamina D jugó un papel muy importante en la pandemia de los chinos y eso me animó a investigar más.

El sol es extraordinariamente sano. También lo es el zumo de naranja recien exprimido pero no por eso me voy a beber un camión cisterna.

Tomado con precaución, a determinadas horas, preferiblemente cuando sale y cuando se pone, proporciona un chorro de salud inigualable.

En Finlandia lo recetan como el más potente antidepresivo.

Ahora lo tomo en abundancia, y si no es imprescindible, sin protector solar.

La combinación descalzo y en bañador es fabulosa para nuestra salud. Por eso voy a seguir viviendo en un lugar con playa muchos años más.

5.- Me sumerjo con frecuencia.

Siempre se me dió bien nadar. Las únicas medallas que gané de niño fueron por nadar y por montar en bici.

Nunca destaqué en nada, esa es la verdad.

Pero ahora he descubierto el placer de nadar habitualmente y me sienta muy bien.

Sobre todo me gusta nadar despacio con las gafas de bucear que cubren toda tu cara e ir viendo los peces, las algas, las piedras y algunas basuras de algún mal nacido, que también hay.

No me importa la profundidad, ni las medusas, ni otros peligros que puedan apartar a alguien de hacerlo.

Lo que sí procuro es hacerme visible. Gafas de bucear y gorro de baño siempre de colores llamativos, igual que en la moto.

¿Voy a vivir muchos más años por estas cinco frikadas? No lo sé pero seguro que me lo voy a pasar mucho mejor.

Ya te lo iré confirmando.

Sixto Arias

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Jose Manuel Fuentes Prieto

Profesional de la Comunicación que, ademas de diferentes trabajos para sus clientes edita webs de Teletrabajo, Emprendedores y Calidad de Vida
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