Los expertos en planificación financiera siempre recomiendan que empezar a tomar control del dinero lo más pronto posible. Los 20 o 30 años sería la edad ideal.
Pero no siempre se consiguen los objetivos marcados.
Es probable que haya pasado el tiempo y que aún no hayas sabido conjugar tu planificación financiera ni tu presupuesto y tu gasto real, y que llegue el momento de la jubilación y las preocupaciones económicas se disparen. Más aún, si la pensión que te queda no es excesivamente alta y eso supone que tengas que plantearte cómo ahorrar.
Una de las preguntas, siguiendo este esquema, es cómo empezar a coger las riendas de tus finanzas a los 60 años y así lograr un retiro lo más tranquilo posible. Es decir, con la salud económica suficiente como para tener lo que se conoce como libertad financiera.
Sabiendo que no podrás acumular gran capital, dado que ya estás en los últimos años de tu vida laboral, lo mejor es centrarse en la contención del gasto y en que las pretensiones en el ahorro y la inversión no sean excesivamente altos. Todo ha de hacerse con la mayor cabeza posible.
La fórmula de Kaern Green, experta en finanzas personales, señala que se necesita 6 veces el salario anual ahorrado para tener una jubilación tranquila y sin contratiempos a los 60 años. Demasiado si no has llevado el control de tu economía hasta ahora, ¿verdad? Pues basta con seguir una pauta de recomendaciones esenciales para coger una buena dinámica con tu propio capital. Y, cuanto antes, mejor.
Invertir casi todo el ahorro: la dinámica para llevar las riendas de tus finanzas a los 60 años
¿Se puede empezar a coger las riendas de tus finanzas cuando llegas a los 60 años? Claro que sí. Aunque no tendrás el mismo margen para reconducir la situación que una persona de 30 años, sí que puedes mejorar notablemente tu salud financiera. Sobre todo, para terminar de cuadrar tus cuentas de cara a tener un retiro tranquilo.
Pese a que los expertos siempre recomiendan hacer una planificación financiera y un presupuesto lo antes posible, si hasta ahora no lo has hecho, lo único que tienes que ponerte a ello. Presupuestar, tener los mayores hábitos de ahorro posibles y tomar conciencia sobre tu propio capital son clave.
En el momento en que se cumplen 60 años, queda menos tiempo y el horizonte apunta hacia la jubilación. Es la meta principal para tu economía doméstica. Ya no sirve fijarse en el ahorro a corto plazo, ahora el plan ha de ir orientado a esa última fase vital.
Esto se debe a que tu situación financiera cuando llegue el momento de la jubilación depende de ti más que nunca. A pesar de que en España tienes acceso a una pensión pública si has cotizado a la Seguridad Social, la realidad es que puede que no te alcance para mantener tu estilo de vida.
Entrar la rutina de ahorrar, ya sea con 30 años o con más edad, es el pilar fundamental. No cabe ningún tipo de duda. Así, entrar en la década de los 60 años, que es el último tramo de la vida laboral de un contribuyente, puede servir como un revulsivo para terminar conquistando esas metas de largo plazo sobre la bocina, como se suele decir en la jerga del baloncesto.
Es aconsejable que gran parte los ahorros generados a partir de los 60 años los dediques a invertir. Algunas alternativas interesantes son los fondos de inversión, los planes de empleo o los planes de pensiones. Ir haciendo aportaciones cada mes que repercutan en un rendimiento positivo que supere a la inflación.
Con esa metodología harás trabajar a tu dinero y que entre en escena la magia del interés compuesto, que en 15 años puede hacer que ese dinero ahorrado haya crecido exponencialmente.
Lo fundamental cuando se llega a los 60 años es preservar capital y generar algo de remanente complementario a la pensión. Si entras en un hábito de ahorro estable –de 300 euros mensuales en adelante, dependiendo de tu nivel de vida, según recomiendan los expertos–, ha de movilizarse casi al 100% a la inversión, quitando lo que destines a un fondo de emergencia. Una estrategia para invertir destinada a batir a la inflación y a obtener rentabilidades medias superiores al 2%.
Otra variable primordial es que, en el caso de que las tengas, amortices tus deudas con la mayor celeridad posible. Hará que pagues menos intereses y te brindará un margen de dinero extra con el que, precisamente, aumentar el volumen de tus inversiones.
Cuando llegas a los 60 años, no se recomienda tener un apalancamiento (nivel de deudas) muy alto, dado que hay mayor riesgo de contratiempos. Hay que pensar en liquidar y alejarse de los créditos.
El mejor consejo quizá sea que tu planificación financiera no te lleve a un esfuerzo extra. Debes invertir aquello que puedas permitirte. Tu estabilidad financiera siempre es lo primero.
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