Nuestro cerebro, al igual que el propio cuerpo, cambia y envejece con el paso de los años. Esto no siempre trae inconvenientes, también hay ventajas que te interesará conocer. Te las explicamos en la siguiente lectura.
La forma en que cambia el cerebro, a medida que envejece, es un tema que siempre ha interesado a la ciencia. En una sociedad que presenta una esperanza de vida cada vez más alta, el objetivo apunta a llegar a edades avanzadas con las funciones cognitivas en buen estado. Así, en promedio, el proceso degenerativo de nuestro cerebro tiene su inicio entre los 30 y los 40 años.
En ese momento empieza a reducirse nuestra función cognitiva de forma lenta, hasta llegar a los 60 años; etapa en que la tasa de deterioro se eleva. Ahora bien, a pesar de que el envejecimiento neurológico es inevitable, existen estrategias para ralentizar el proceso.
Llevar un estilo de vida activo, entrenar la curiosidad, aprender cosas nuevas cada día y disfrutar de la conexión social, son pilares esenciales. En el siguiente artículo te aportamos más información al respecto.
Los cerebros son como las huellas dactilares. Todos tenemos uno, pero todos son distintos.
Formas en que cambia el cerebro cuando envejece
El envejecimiento suele apreciarse en las canas, en las arrugas, en la piel y en un cuerpo un poco más frágil cada día. Sin embargo, la forma en que cambia el cerebro cuando envejece no se ve y apenas lo notamos, tal como señala un estudio publicado en la revista Postgraduate Medical Journal.
No lo hacemos porque se trata de un proceso que avanza lentamente, hasta alterar década a década el tamaño y la vascularización de este órgano, además de la propia cognición.
Una de las particularidades más distintivas asociadas a la edad, tiene que ver con los problemas en la regeneración de los tejidos cerebrales. Trabajos como el publicado en la revista Nature señalan cómo la reducción del número de células madre influye en ese silencioso proceso. Veamos con más detalle ese viaje interno que atraviesa toda persona y que la ciencia comprende cada vez más.
Pérdida del volumen cerebral
Lo señalábamos al inicio. A medida que envejecemos, nuestro cerebro pierde un pequeño índice de volumen y masa. La explicación de esta causa reside en la reducción del tejido cerebral antes señalado. Las células cerebrales pierden sus conexiones y parte de ellas desaparecen poco a poco. Además, esta pérdida de volumen suele tener las siguientes características:
- Las áreas que más reducen su volumen son el lóbulo frontal y el hipocampo.
- El volumen del lóbulo frontal puede disminuir hasta un 12 % (DeCarli et al., 2005).
- El adelgazamiento cortical se relaciona también con mayor lentitud a la hora de procesar la información.
- La reducción de estas regiones se manifiesta a nivel cognitivo en fallos en la memoria, en la atención y la concentración.
Alteraciones en la sustancia blanca
La sustancia blanca es una de las áreas más profundas del cerebro. Está compuesta por fibras nerviosas envueltas por mielina que favorecen la comunicación entre las diversas regiones neurológicas. Investigaciones como la publicada en Brain Pathology destacan que durante el envejecimiento es común ver lesiones en esta región.
Las alteraciones anatómicas de esta estructura se deben a problemas vasculares, a la depresión y posibles indicios de demencia. Estas pequeñas lesiones en la sustancia blanca se traducen en limitaciones para comprender y procesar los estímulos.
Cambios en la estructura de las neuronas
La forma en que cambia el cerebro, a medida que envejece, tiene mucho que ver con la bioquímica de nuestras células nerviosas. Uno de los fenómenos más frecuentes es que se acumule un exceso de proteínas. Muchas dejan de generar sinapsis de forma funcional y algunas se atrofian de manera progresiva.
Es importante señalar que esto forma parte del propio envejecimiento natural. Es decir, no todos esos cambios se relacionan con alguna enfermedad neurodegenerativa.
Por otro lado, también cabe destacar en este proceso una serie de disfunciones asociadas al paso de los años y que, una vez más, no siempre son patológicas. Al menos a esa conclusión han llegado profesionales del Departamento de Neurología de la Universidad de Hangyang de Seoul. A continuación, enlistamos algunas de estas afectaciones:
- disfunción mitocondrial;
- alteraciones en el ADN celular;
- mayores índices de inflamación;
- deterioro de la respuesta al estrés adaptativo;
- alteraciones en la liberación y producción de neurotransmisores;
- aparecen problemas en los mecanismos de eliminación de desechos celulares.
Hay una menor actividad de la amígdala
Si hay un aspecto que vemos en muchos adultos mayores es una mayor serenidad y ánimo más positivo. El dato es sin duda interesante, dado que este factor podría deberse, según la ciencia, a un fenómeno neurológico vinculado al envejecimiento. Ha podido verse que con la edad la hiperactividad de la amígdala se reduce (Cacciopo et al., 2011).
Esta región del sistema límbico, encargada de regular nuestras respuestas emocionales, presenta una alteración en su funcionalidad que parece impactar para bien en nuestro bienestar. Esto podría favorecer el hecho de llegar a edades más avanzadas con un menor riesgo de sufrir depresiones.
La amígdala suele presentar una menor actividad en edades avanzadas. Esto se traduce en una reactividad emocional más baja y en una mejor regulación de los síntomas depresivos.
Disminución de la plasticidad cerebral
La plasticidad cerebral hace referencia a la capacidad de este órgano para cambiar y adaptarse en respuesta a los nuevos hábitos y experiencias. Ahora bien, es interesante saber que la forma en que cambia el cerebro a medida que envejece, altera también a esta importante competencia. Esto nos puede afectar de las siguientes maneras:
- Problemas para aprender nuevas habilidades.
- Limitación para adaptarnos a situaciones diferentes.
- Mayores dificultades para responder a los problemas y desafíos cotidianos.
Sin embargo, aunque la plasticidad puede disminuir con la edad, el mantener unos buenos hábitos de vida, a lo largo de los años, puede preservarla. Un artículo de la revista Aging señala la necesidad de que nuestros mayores reciban una buena estimulación cognitiva y nuevos desafíos para potenciar esta capacidad tan saludable.
Para potenciar la plasticidad cerebral y llegar a edades avanzadas, con mejores aptitudes cognitivas, es importante favorecer nuestra curiosidad, aprender cosas nuevas cada día y estar conectados con nuestros amigos y familia
Claves para promover y cuidar de la salud cerebral
Uno de los mayores expertos en neurociencia es, sin duda, David Eagleman. Su libro, Livewired: The Inside Story of the Ever-Changing Brain (2020), es toda una referencia para comprender mejor los mecanismos de la plasticidad cerebral. También para descubrir la mecánica de sus cambios y los misterios de su funcionamiento.
Algo importante que señala este trabajo, es que la forma en que cambia el cerebro a medida que envejece tiene mucho que ver con nuestros hábitos de vida y con el contexto que nos rodea. Si bien hay factores que siempre escapan a nuestro control, como desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, siempre podemos promover cambios para favorecer la salud cerebral.
Envejecer del mejor modo está en nuestras manos y las claves que enunciamos a continuación pueden ayudarnos:
- Cuida tu salud mental.
- Cuida tu alimentación.
- Estimula tu curiosidad.
- Aprende algo nuevo cada día.
- Potencia tu inteligencia emocional.
- Aprende técnicas para regular el estrés.
- Realiza ejercicios de estimulación cognitiva.
- Lee, aprende a tocar algún instrumento musical.
- Disfruta de la conexión social, conoce gente nueva.
- Mantén una vida activa, camina, haz algún tipo de deporte.
- Márcate metas y desafíos; nunca dejes de trabajar en algún objetivo.
Protege tu cerebro
Para concluir, te invitamos a que pongas en práctica las claves que acabamos de compartirte, ya que esto ayudará a que tu cerebro envejezca de la mejor manera posible.
Recuerda que así como proteges tu cuerpo cada día, no debes dudar en hacer lo mismo por tu cerebro. Ese órgano fundamental esconde todavía los mismos enigmas que el propio universo; sin embargo, es nuestro hogar, contiene nuestra conciencia y todo lo que somos. Promueve su bienestar y estimúlalo.
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