Resulta que revolucionar el mundo de la economía sale rentable. Solo hay que conseguir un Premio Nobel.
En 2023, los ganadores del Premio Sveriges Riksbank de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel recibirán 11 millones de coronas suecas, lo que equivale a algo menos de un millón de euros. Ese premio gordo ha recaído recientemente en la profesora de Harvard Claudia Goldin, cuyo trabajo sobre los derechos de la mujer, la equidad salarial y la penalización de la maternidad ha contribuido a generar todo un campo de la economía centrado en las formas en que se desarrollan y se mantienen las brechas salariales.
«Ahora hay mucha gente que investiga en este campo, y creo que esto significa que verán que es importante y que se reconoce», explicó Goldin a Business Insider tras su victoria.
Goldin se une así a un prestigioso grupo de 93 galardonados y ahora se enfrenta a una de las preguntas que los economistas galardonados con el Premio Nobel están mejor preparados para responder: cómo gastar ese dinero.
Es una pregunta eterna a la que algunos galardonados de diferentes categorías han respondido derrochando en cosas como motocicletas o casas. Otros lo han destinado a la investigación o a causas benéficas. Lars Heikenstein, director ejecutivo de la Fundación Nobel, ha explicado a The Guardian que muchos reciben el premio por transferencia bancaria, y que algunos quieren que se distribuya a plazos en dos ejercicios fiscales distintos.
Goldin no ha respondido a la petición de Business Insider de que comentara cómo piensa gastar sus ganancias, pero los anteriores galardonados con el Premio Nobel de Economía suelen seguir sus propias investigaciones a la hora de pensar en sus ganancias.
Franco Modigliani, profesor del MIT que obtuvo el Nobel de Economía en 1985, recibió unos 225.000 dólares en concepto de premio. Según una necrológica del MIT, gastó parte de esa suma en mejorar su velero de clase Laser. Pero, en última instancia, quería gastar sus ganancias de acuerdo con su propia investigación sobre los hábitos de ahorro y gasto de la gente.
«Utilizaré el dinero del premio de acuerdo con mis propias teorías sobre cómo se comporta la gente, es decir, lo distribuiré a lo largo del resto de mi vida», dijo Modigliani al recibir el premio, según el Washington Post. «No me voy a dar un atracón. Lo consumiré gradualmente. Eso es lo que mi teoría dice que hace la gente».
Modigliani no es el único que ha puesto sus ingresos al servicio de la investigación. Elinor Ostrom, la primera mujer que ganó el premio por su investigación sobre los recursos comunes, donó su parte de los 1,4 millones de dólares que ganó —lo ganó junto a Oliver E. Williamson en 2009— al Taller de Teoría Política y Análisis de Políticas de la Universidad de Indiana, que cofundó con su marido, según un obituario publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Esther Duflo, la segunda mujer en ganar el premio por su trabajo sobre la pobreza, junto con sus compañeros ganadores de 2019 Abhijit Banerjee (que también es su marido) y Michael Kremer, también donaron sus ganancias. Según el Boston Globe, destinaron unos 916.000 dólares al Fondo Weiss para la Investigación en Economía del Desarrollo de la Universidad de Harvard, que ayuda a financiar a estudiantes e investigadores en economía del desarrollo.
Mientras tanto, Sir Angus Deaton, que ganó el premio en 2015 por su trabajo sobre la pobreza y la desigualdad, ha declarado a The Guardian que llevaba «toda mi vida profesional trabajando para tratar de entender el gasto y el ahorro», y que había aprendido que «no tiene sentido gastar una ganancia inesperada de una sola vez». Tras pagar «muchos» impuestos por sus ganancias, ahorró el resto y lo destinó a su fondo de jubilación.
Richard Thaler, economista del comportamiento y profesor de la Universidad de Chicago, ganó el premio por su trabajo sobre la forma en que los seres humanos somos, en parte, irracionales. Así que cuando le preguntaron cómo gastaría lo que era, en dólares de 2017, alrededor de 1,1 millones de dólares en ganancias, Thaler dijo a los periodistas: «Intentaré gastarlo de la forma más irracional posible».
En una entrevista concedida a la organización Nobel, Thaler aclaró que había hecho ese comentario a las 4:45 de la mañana.
«Aún no tengo el dinero, así que no he cumplido esa promesa», dijo Thaler. «Sí tengo intención de dar una buena fiesta el sábado por la noche y luego intentar gastarlo para hacer feliz al mayor número de personas posible».
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